
por Redacción con apoyo de IA
Mientras algunas ciudades colombianas enfrentan freno en la llegada de capital extranjero, Cali sorprende con una tendencia al alza.
Entre enero de 2024 y mayo de 2025, la capital vallecaucana atrajo más de 121 millones de dólares en inversión extranjera directa, según datos de Invest Pacific. Pero más allá de la cifra, lo relevante es el tipo de empresas que han apostado por instalarse —o reinvertir— en la ciudad.
En total, 18 proyectos han aterrizado en Cali en ese periodo. Ocho son nuevas inversiones y diez corresponden a empresas que ya estaban y decidieron quedarse y crecer.
Estados Unidos, México, Suecia, Francia, Corea del Sur, Costa Rica y Venezuela figuran como países de origen de estas apuestas empresariales. En conjunto, han generado alrededor de 3.200 empleos formales.
Entre los nombres propios destacan Alorica y TaskUs, compañías estadounidenses del sector BPO que siguen ampliando su operación y demandando talento bilingüe.
También sobresale Intelicolab, firma costarricense de tecnología que ya encontró en el talento caleño una plataforma para crecer. La surcoreana NovePharma, enfocada en cosmética y cuidado personal, también apostó por abrir operaciones este año en Cali.
Otras empresas como Ikea, Mallplaza, Oxxo, Decathlon o Health Prime no solo abrieron tiendas o sedes, sino que reafirmaron su confianza en el entorno de negocios de la ciudad. La pregunta que surge es inevitable: ¿qué está haciendo Cali diferente para captar estas inversiones?
Una parte de la respuesta está en su ecosistema de talento: más de 30 instituciones de educación superior, buena conectividad, internet de calidad y costos más bajos frente a otras ciudades capitales.
Pero también influye una articulación público-privada que, aunque muchas veces cuestionada en lo político, ha permitido construir una narrativa favorable a la inversión.
Cali también gana terreno en áreas menos visibles pero con potencial creciente, como la bioeconomía, el turismo sostenible y el aviturismo. Su ubicación geográfica y riqueza natural —al borde del Chocó Biogeográfico— le abren un camino distinto al de los polos tradicionales de inversión.
Y si se amplía la mirada al departamento, el panorama es aún más sólido: el Valle del Cauca recibió 32 proyectos entre enero y mayo de 2025, por un total de 164 millones de dólares y más de 3.800 empleos.
Pese a la violencia urbana, los problemas estructurales y la fragilidad fiscal de la ciudad, los inversionistas siguen viendo en Cali un destino viable.
Una paradoja que invita a repensar la manera en que la ciudad se muestra, se adapta y responde frente a lo que realmente genera desarrollo: empleo, confianza y visión a largo plazo.