Disidencias de las FARC admiten fracturas internas mientras una facción insiste en avanzar hacia la paz

El jefe guerrillero, con más de cuatro décadas en el conflicto, confirmó que existen contradicciones políticas con líderes históricos como Iván Márquez, así como posturas divergentes frente al proceso de paz dentro del conjunto más amplio de las estructuras disidentes.

Mendoza explicó que la organización que encabeza, la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), está integrada por entre 13 y 15 frentes, columnas y unidades ubicadas en varios departamentos. Aunque todos ellos participan en la mesa de diálogo, sus posiciones no son idénticas.

Según él, las transformaciones territoriales desde 2016, la evolución del conflicto y la distancia con los antiguos mandos han producido diferencias de enfoque sobre la manera de conducir la negociación.

Al referirse a Iván Márquez, Mendoza aclaró que no se trata de rupturas irreconciliables, pero sí de discrepancias surgidas de realidades distintas:

“Aquí se vive otra situación. Las cosas han cambiado desde 2016 y eso generó contradicciones políticas. No es que seamos enemigos, pero las condiciones no son las mismas”, señaló en la conversación.

Estas distancias no significan una fractura interna dentro de la CNEB, pero sí revelan que la dirección política del proyecto disidente dejó de ser un bloque monolítico.

Mientras los mandos que permanecen en territorio lideran procesos más autónomos, la línea histórica representada por Márquez no ejerce el mismo nivel de influencia que tuvo en el pasado.

Además, Mendoza reconoció que dentro del amplio espectro de las disidencias de las FARC —no solo en la CNEB— existen lecturas distintas frente al proceso de paz.

 Algunos sectores consideran que la negociación es una oportunidad real para salir del conflicto, mientras otros mantienen reservas por la falta de garantías jurídicas y la incertidumbre política que provocará la llegada de un nuevo gobierno.

En su diálogo con Telepacífico Noticias, el jefe guerrillero también insistió en que la guerra “no es la opción” y que los años de confrontación han generado un desgaste profundo entre los combatientes.

Sin embargo, advirtió que cualquier avance en la mesa dependerá de la construcción de un marco jurídico estable, que permita que los acuerdos no queden a merced de cambios políticos o decisiones unilaterales del Estado.

Las revelaciones hechas por Mendoza permiten entender mejor el estado actual del movimiento disidente: una estructura que participa en los diálogos, pero que enfrenta diferencias políticas con sus antiguos líderes, así como posturas diversas frente al curso de la negociación.

Estas dinámicas, expuestas en la entrevista, muestran que la solidez del proceso dependerá de la capacidad del Gobierno para articular acuerdos verificables en medio de un panorama marcado por la complejidad y la fragmentación.

Vea la entrevista completa aquí: